domingo, 16 de noviembre de 2008

Otoño en el desierto


El de las Palmas, claro. Como tantos domingos, he pasado la mañana caminando por la ladera oriental, la que da al mar. El día soleado invitaba a salir al campo y auguraba multitud de observaciones interesantes. Subí a ver el carrascal, por las laderas del Barranc de la Pollosa, que desde la Masía de Salandó asciende para luego dividirse en dos ramas hasta alcanzar la Font de la Teula y la loma donde se asienta el convento viejo. Todo matorral: jaras, lentiscos, madroños, brezos, espinos, allá alguna carrasca o un grupo de pinos... El sol calentaba un poco el ambiente y los pájaros se mostraban activos y ruidosos. Las aves estivales ya nos han dejado y en su lugar han regresado al matorral los petirrojos, las currucas capirotadas, los zorzales, y se siguen viendo currucas cabecinegras en el matorral, y en los árboles, jilgueros, carboneros y reyezuelos.

Las lluvias de los días pasados han reverdecido el paisaje, y devuelto el agua al arroyo que baja entre el cañaveral. Los frutos rojos del lentisco, los negros de espino albar, los naranjas del madroño, los verdes o pardos del enebro, las vainas de algarrobos y adelfas, las bellotas de la coscoja, destacan entre el verde de las hojas. Además, las primeras flores de la estación pueden verse ya en el brezo rosa (Erica ummbellata)( en la imagen), el madroño y la asahullá (Globularia alypum) de flores azules.

Los insectos son ahora más raros. Se siguen viendo abejas, sobre todo en las flores del madroño, y algunas mariposas: Pararge, Lasiomata, Pontia daplidice - e incluso la sorpresa de una Vanesa atalanta! También se ven las avispas y los Bombus más tardíos, y resisten algunas libélulas (Sympetrum).

Así que hay mucha vida en el Desierto! Que lo disfruteis!

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